Y es que la compañía norteamericana más creativa del mundo de la tecnología no deja de sorprendernos, aun habiendo perdido recientemente a su cabeza pensante, base quizá de su impresionante creatividad, pero que parece haberles dejado un legado suficiente para que continúen sin él.
Así, no hace mucho leíamos que su próximo reto es lanzar al mercado unas más que innovadoras baterías de hidrógeno, el diseño de las cuales está ya evidentemente patentado, que podrían llegar a durar semanas sin necesidad de ser recargadas. Su funcionamiento puede describirse de la siguiente manera: una célula combustible de hidrógeno convierte hidrógeno y oxígeno en energía hidroeléctrica. Esta tecnología tan peculiar no había sido utilizada hasta ahora sino en vehículos limpios. Ahora trabajan, claro está, en la forma de adecuarlas a la morfología de productos tales como portátiles o móviles (Macs/Tablets y iPhones/iPods, respectivamente). Esta adaptación no es sencilla, por lo que no se prevee el lanzamiento real de estos productos con las increíbles baterías de hidrógeno hasta dentro de unos cuantos años (muchos).
Por otro lado, cabe plantearse la repercusión que esto tendría en la industria, obviando la evidente revolución que supondría para el usuario de a pie: importantes empresas que comercian a nivel mundial y que obtienen ingresos que escapan a nuestra capacidad de comprensión (más que multimillonarios) con productos como el litio, material imprescindible en una pila o batería actual, no dejarán que esta nueva maravilla renovable que sustituiría tan fácilmente los antiguos sistemas de almacenamiento de energía se haga realidad sin más. Por lo tanto, mucho tendrá que pasar para que avances tan importantes y beneficiosos para el planeta y la sociedad en sí como las baterías de hidrógeno puedan hacerse tangibles.
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