(διάβολος)
Mefistófeles, uno de los más fieles siervos del Ángel Caído, Satanás, Diablo, Demonio, Lucifer o como prefieran llamarle, tentó al personaje del doctor Fausto en la trascendente obra del escritor alemán Goetthe Faustus. Ésta trata sobre un médico, del que toma nombre la novela, que cansado de no resolver los misterios que la Naturaleza y vida en sí misma encierran, invocó al Diablo con la intención de pactar con él. A cambio de su alma, Fausto sería conocedor de todo lo que deseara, además de conservar un aspecto juvenil hasta el día de su muerte. ¿Os suena, verdad? En efecto, el Fausto de Goethe (idea que ya se había desarrollado con anterioridad y que el erudito germánico adaptó), dio lugar después a una interminable lista de otros libros, entre los que se encuentra El retrato de Dorian Gray (del cual la última pelicula rodada no me gustó demasiado, he de añadir). El caso es que, en lugar del mismo Señor del Averno, ante el desesperado doctor no apareció sino Mefistófeles, que tras su aparición en esta obra simboliza el proceso de pérdida de fe y desmoralización fundamentalmente a causa de la Revolución Industrial y científica que se vivió durante el Romanticismo. Resulta sumamente interesante analizar el nombre de este demonio, que como podemos advertir tras una primera ojeada procede del griego. Así, su etimología ha dado lugar a muy diversas interpretaciones, sin llegar a un consenso expreso. Una de estas posibles interpretaciones estipula que procede de la combinación de la partícula negativa griega μὴ, φῶς
(luz), φιλής (el que ama), o lo que es lo mismo: el que no ama la luz. Para otros autores, sin embargo, sugiere síntesis entre los idiomas griego, persa o hebreo. Otras opciones también reconocidas son Mefotofiles (enemigo de la luz), Mefaustofiles (enemigo de Fausto), o Mefiz-Tofel (destructor-mentiroso). Este personaje infernal se presenta, en numerosas ocasiones, como tragicómico, ya que por una parte obtiene la victoria de hacer olvidar a los hombres su creencia en Dios, y por otra, su propia decadencia derivada de esto mismo (y es que, quien cree en Dios cree en el Diablo, y viceversa).
En cualquier caso, éste es un demonio que marca tendencia, con estilo propio y que no deja indiferente a nadie. Tanto es así, que ha inspirado a distintos artistas a la hora de crear, por ejemplo, canciones dedicadas al súbdito de Satán. Aquí os dejo una de ellas para que la escuchéis, a ver qué os parece. ¿Satánica, verdad?
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