martes, 27 de marzo de 2012

La mujer en literatura y en el arte.

La mujer en la literatura siempre ha estado presente desde muchos siglos atrás, en teoría era libre, pero los hechos la mostraban como más que una esclava pues le estaba todo prohibido que no tuviese que ver con el hogar y la maternidad. Se  llegó a afirmar que la mujer era incapaz de manejarse a sí misma por su naturaleza peligrosa y su inteligencia inferior. Este pensamiento estaba tan unido en Occidente que comenzaron a luchar por el más mínimo de sus derechos, como aprender a leer y a escribir, al que únicamente podían acceder si pertenecían a la burguesía o a la nobleza.
Un ejemplo Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, conocida por su seudónimo Gabriela Mistral  (Vicuña 7 de abril de 1889 – Nueva York 10 de enero de 1957 ), fue una destacada poetisa, dipolomática, feminista y pedagoga chilena.  Gabriela Mistral, una de las principales figuras de la literatura chilena y latinoamericana,  fue la primera persona de América Latina  en ganar el Premio Nobel de Literatura  que recibió en  1945. 

 La mujer en el arte: En el siglo XV comenzó a producirse en Italia un cambio en la valoración social del artista, que se extendió luego por todo el Renacimiento y el Barroco. Los artistas empezaron a reivindicar que la pintura, la escultura y la arquitectura fuesen consideradas artes liberales ya que requerían una intensa actividad intelectual y espiritual que las alejaba del simple oficio mecánico y artesano al que estaban sujetas en la Edad Media con el sistema gremial. En este momento la formación de los artistas requiere conocimientos de Geometría, Física, Aritmética y Anatomía, disciplinas que no se incluían en la formación de las mujeres. Empieza a ser fundamental también la copia del natural y concretamente el dibujo del cuerpo humano desnudo, actividad por completo vetada a la mujer, quien, por otro lado, mantiene una absoluta dependencia del varón, accediendo a la profesión de la mano de un protector, un marido artista o un padre artista. Si por el contrario pertenecen a la nobleza o a la burguesía adinerada, la formación humanística que se les proporcionaba incluía el aprendizaje del dibujo y la pintura al igual que la música, disciplinas que eran impartidas por maestros consagrados. Entre 1900 y 1940, encontramos un grupo de mujeres que, de manera audaz, irrumpe en el mundo del arte y la cultura. Podemos decir que la mujer comienza a ser la gran protagonista. Se multiplica su representación en cuadros y esculturas y, en muchas ocasiones, detrás de estas creaciones hallamos no a un hombre, sino a una mujer que, como tantas otras de su época, se ha enmancipado y abandonado su rol tradicional de ángel del hogar para incorporarse de forma decidida a la sociedad. Un ejemplo Marie-Denise Villers (París 1774-Paris 1821), nacida Marie-Denise Lemoine, fue una pintora francesa que se especializó en retratos.   
Hija de Charles Lemoine y Marie-Anne Rousselle nació en París en 1774. Provenía de una familia donde entre cuyos componentes había varios destacados retratistas como sus hermanas. En 1794, Marie-Denise se casó con un estudiante de arquitectura llamado Michel-Jean Villers. 

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