martes, 27 de marzo de 2012

El latín, una lengua muerta pero aún coleando

A pesar de sus más de dos mil años de edad, el latín pervive entre nosotros más de lo que pensamos. Su práctica oral desapareció hace ya mucho tiempo, debido básicamente a la caída del Imperio Romano, y todo lo que esto conllevó: la invasión de los bárbaros, la progresiva decadencia que llevó a la Edad Media... Donde, sin embargo, continuó utilizándose (aunque de una forma un tanto incorrecta que derivaba del latín vulgar) para la enseñanza, así como por la Iglesia Católica (este último sí conservó las formas y vocablos originales). Resurgiría siglos después el espíritu humanista y la cultura mitológica clásica, tanto griega como latina, gracias al destacado movimiento cultural denominado Renacimiento. Vemos por tanto que, impasible ante el transcurso del tiempo, el latín ha arraigado en nuestras vidas (en nuestra cultura y sociedad) de una forma espectacular, y no parece que nos vaya a abandonar nunca, no al menos en los próximos dos mil años.
Pero ahí no acaba todo; el latín continuó su avance por la Historia, reptando lenta pero inexorablemente a través de los designios del destino, filtrándose en la obra de intelectuales y calando en la conciencia colectiva. Así, el zoólogo sueco Carlos Linneo, sirviéndose de la lengua madre latina, diseñó en el siglo XVIII el ingenioso método de clasificación de los seres vivos, gracias a lo cual existe actualmente la taxonomía (del griego ταξις, taxis, "ordenamiento", y νομος, nomos, "norma" o "regla", "ciencia de la clasificación"). 
 
La Iglesia es otro mundo aparte. Ya desde sus orígenes adoptó numerosos términos griegos y latinos, como su propio nombre (Del lat. ecclesĭa, y este del gr. ἐκκλησία, asamblea), así como multitud de otros términos que en la actualidad se relacionan directamente con ella, al cambiar su significado siglos atrás (ejemplo es la palabra ángel, que en griego clásico significa mensajero). Los propios eclesiásticos mantienen viva la lengua latina de puertas para adentro (o muros para adentro, haciendo alusión a la Ciudad del Vaticano), así como código de comunicación epistolar.


Pero a lo que íbamos: el latín se aprendía obligatoriamente en los colegios españoles durante el franquismo, hasta llegar a cierto grado de enseñanza en la que el alumno podía elegír su rama de conocimientos (y, aún así, es posible que esta asignatura continuara siendo obligatoria). Actualmente, los alumnos de España únicamente podemos cursarlo (al menos en la escuela pública, ignoro si en la privada es diferente) en 4º de la ESO, y como optativa frente a otras muchas opciones. En Alemania, como infinidad de otras cosas, es diferente: ya desde el equivalente a nuestro 2º de la ESO les es posible (y no estoy muy seguro si obligatorio) dar latín. Creo que esto es sumamente importante, el estudio de esta lengua clásica -así como del griego-, ya que son las raíces de nuestro idioma actual y muchos otros, así como de nuestra cultura occidental, etcétera. Yo abogo, por tanto, por una enseñanza del latín, y al menos durante un año obligatoria. ¿No son tan importantes las matemáticas para desarrollar capacidades que nos ayudan a interpretar mejor el mundo, o algo así? Bueno, pues el latín es nuestra base, la base, bajo mi punto de vista, de cualquier persona con un mínimo de cultura (proporciona un conocimiento sin límites, entre el que cabe destacar una amplaición del vocabulario: etimología).
¡Ave, latín!



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