Medusa es uno de los personajes más anecdóticos que existen en la mitología griega, era parte de las Gorgonas, que eran hijas de dos divinidades marinas, Forcis y Ceto; pero Medusa tenía una característica que la diferenciaba del resto de las Gorgonas, ya que era la única mortal.
Existen dos versiones del origen de Medusa:
La primera es que nació bella y mortal, y era sacerdotisa de Atenea. Su belleza era tan grande que deslumbró a Poseidón, dios del mar, el cual la sedujo (o violó) en un templo de la diosa. Esto provocó otra disputa entre Atenea y Poseidón, ya rivales de por sí, pues ambos habían querido ser los dioses protectores de Atenas. La ira de Atenea fue enorme, y castigó a Medusa, que pasó a ser igual a sus dos hermanas, Esteno y Euríale. Ellas eran simples monstruos desalmados, con manos de bronce y colmillos de jabalí, y unos ojos que emitían una luz tal, que quien los miraba directamente, quedaba petrificado. No conforme con este castigo, Afrodita se vio celosa de la hermosa cabellera de Medusa, razón por la cual dentro del castigo se hizo que en lugar de cabellos le crecieran serpientes; de esta manera, Medusa fue desterrada a vivir en las tierras hiperbóreas.
Más tarde, Medusa quedó embarazada de Poseidón, incrementando así el rencor de Atenea, que ordenó a Perseo que matase a Medusa.
La otra versión es que ya desde su nacimiento tenía cabellera de serpientes y presentaba un aspecto monstruoso, al igual que sus hermanas. Sin embargo, Perseo no es enviado por Atenea a matar a Medusa, sino fue el rey Polidectes, que quería casarse con la madre del héroe, quien lo mandó en pos de la monstruosa criatura, para demostrar su valía.
Aún así, en las dos versiones, Perseo en su misión, tuvo que usar unas sandalias aladas que le había proporcionado Hermes. Esta protección le prevenía de la mirada de Medusa, así como un escudo muy brillante, de forma que si llegaba a mirarle, pudiera repeler el ataque de la luz letal de sus ojos. Por suerte, no tuvo necesidad de usarlo, ya que esperó a que Medusa se durmiera en su guarida. Perseo, volando con sus sandalias, logró ubicarse por encima de Medusa, cortándole la cabeza en un solo acto.
Con este corte, del cuello de Medusa, salieron sus hijos, Pegaso y el gigante Crisaor. La cabeza de Medusa fue para Atenea, que la utilizó como escudo en todas sus batallas, aunque antes petrificó a Polidectes y a toda su corte.
También, cuando Perseo liberó a Andrómeda, la princesa encadenada a una roca en el mar, ofrecida a una bestia marina por orden de un oráculo, se dice que utilizó la cabeza de Medusa para petrificar a Ceto, el monstruo que pretendía devorar a la joven.
La sangre derramada en la decapitación de Medusa fue celosamente guardada para fines que sólo los Dioses conocían, ya que la sangre de su vena izquierda venía a representar un veneno mortal, y la de su lado derecho, tenía características sanadoras que se utilizaba incluso para poder resucitar a los muertos.
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